viernes, octubre 22, 2004

La máquina de escribir






La máquina de escribir

Laia Blanch




El escritor se siente algo abatido, en definitiva, hoy no es su día. De hecho, ese fantasma ya lleva persiguiéndole desde hace unos meses, quién sabe si durnte largos años ha estado ahí, pero el tonto del escritor jamás vió sus diábolicas patitas que asomaban entre las teclas de su vieja máquina de escribir. Al principio sólo era alguna coma esporádica, de vez en cuando alguna letra que desaparecía, pero eran pocas las letas y él no lo notaba. El mal del escritor se extendió imparable por el teclado; primero se esfumaron los números y el escritor se vio obligado a la penosa tarea de paginar a mano.Después añoró los acentos y sus esdrújulas pasaron a ser esdrujulas los verbos en preterito se volvieron mas dificiles pero no era del todo imposible escribir todas esas paginas sin una tilde o una coma aunque si que era algo incomodo de eer cuestion de estetica. La cosa empezó a ser grave el día en que la letra A se borró de su tecl. El escritor empezb desesperr proque sí no hy quién escrib lgo decente. Pero, cargándose de valor, decidió no utilizar jamás aquella letra en sus textos y se vio obligado a suprimir de su amplio vocabulario palabras como 'amor', laberinto' o 'mañana', cosas de las que sus personajes ya no pudieron gozar nunca más. Pero el asunto no quedó aquí, aquella suerte de maldición también afectó a la fila central y la fila inferior de teclas, con lo que el pobre hombre no tuvo más remedio que ceñirse al QWERTYUIOP, a pesar de todo, un grupo de letras simpático.Después de devanarse los sesos largo tiempo, sus dedos teclearon sobre el papel cosas como 'trepo tu porte prieto y roto, qué torpe, trepo tu porte porque te quiero, tu torpe, yo topo, tú puro reto, yo rey que ríe y quiere pero'.El escritor se sintió feliz, dentro de la gran desgracia, porque no había perdido la gracia y el estilo a pesar de haber perdido las teclas y tantas palabras.Tantos años de oficio le habían dado tablas suficientes para escribir aunque fuera en las peores condiciones. De tan contento que estaba se inspiró a más no poder y escribió una trilogía que tituló QWERTYUIOP y que resultó ser un éxito editorial sin precedentes.Era admirable el fraseo, el ritmo, el perfecto esbozo de los personajes (que se llamaban Pietro, Puri, Quique y Tero a falta de más letras) y la soltura con la que el escritor manejaba los diálogos y todas esas inflexiones tan necesarias en literatura.Todo parecía ir de fábula hasta que un día las teclas dejaron de respondeer definitivamente a las pulsaciones - amorosas a veces y enfurecidas en otras ocasiones -del escritor.La vieja máquina de escribir había decidido que ya bastaba, que no soportaba más que los dedos de aquel hombre calvo y algo mediocre le martilleasen más sus entrañas y le impusieran pensamientos que no le pertenecían y con los que estaba en total desacuerdo..Ya estaba bien de tanta humillación, trabajaba más de diez horas seguidas bajo las órdenes y los dedos de aquel tipo que usaba papel de lija para grabar sus ideas, en vez de usar hojas de seda o algo sí, hubiera sido todo un detalle por su parte.El escritor aceptó perplejo que su máquina hubiera dejado de funcionar, era ya tan vieja que mejor sería comprarse un ordenador personal.La máquina se sintió decepcionada y ofendida, aquel tipejo que decía ser escritor no había tenido ni el más ínfimo detalle con ella, fuente de fuentes con las que se escribían las grandes páginas de la literatura, perro fiel del literato, siempre en sus dedos en los momentos más bajos y en los instantes de locura creadora en las que el hombre se ponía tan pesado y golpeaba con fuerza desmedida sus teclas, compañera y consejera discreta del escritor durante más de treinta y cinco años y ahora, justo cunado decide revelarse contra tnta opresión en sus teclas, va y el calvo éste decide que hay que modernizarse y que ella acabará en el tacho de la basura pronto.La máquina, ni corta ni perezosa, piensa un plan.Debe decirle a el escritor todo lo que piensa, todo lo que le odia y todo lo que le quiere por usarla a diario durante tanto tiempo y decirle todo eso que siemrpe se piensa pero jamás se dice o teclea por pudor o qué se yo porque no se dice. Así que, en un acto de generosidad y amor altruísta,, la máquina decide olvidar todas esas pequeñas rencillas con el escritor, piensa que tiene que comunicarse con él como sea, hablarle y explicarle que lo de las comas que faltaban sólo era una broma y que su última novela QWERTYUIOP le había conmovido y que si se comía alguna letra de vez en cuando era por hambre y necesidad y no por fastidiarle o enfureceerle. Así que, la máquina arrepentida y muerta de amor por su dueño, después de meditar unos días sobre cómo decirle todas esas cosas al escritos, decide que lo mejor será hacerle un regalo en señal de aprecio y admiración. Rápida y decidida, teclea en la hoja de papel que el hombre abandonó en el rodillo hace días:

Toma, escritor, este es mi regalo:

QWERTYUIOP
ASDFGHJKLÑ
ZXCVBNM

Con admiración y agradecimiento

M.Olivetti




1 comentario:

Anónimo dijo...

wow!
me encantooo
este textoo
es genial
aqui
te dejo mi msn
para que un dia hablemos
punketa_113@hotmail.com