martes, abril 28, 2015

Así de simple, así de fácil



Así de simple


Atravesar la tenue línea del oscurantismo
Perder el nombre
Perder la historia
Perder el signo, el símbolo y la señal.
Perder el norte, el este, el oeste, el sur 
Romper la brújula. 
Extraviar constelaciones y astrolabios 
Diluir bóvedas celestes en travesías sin destino. 
Desvariar las coordenadas, 
Cambiar de plano 
Disolver mapas y quemar naves 
Perder el arriba y el abajo, el delante y el detrás, 
el entremedio, 
el núcleo central, 
el más allà, el menos acá, 
El igual aquí y el ningún sitio. 
Encontrar pérdidas, 
perder encuentros, 
Perdecontrar lo encontroperdido 
y encontroperder lo perdecontrado. 

Así de nimio, 
     así de trascendente.

Vivir nadando entre todos los calendarios y ningún-tiempo
Salirse del camino y desdoblar la flecha
Beberse de un sólo trago todos los momentos
Saberse temporalmente atemporal,
irreversiblemente reversible,
no-linealmente lineal.
Saberse en delicado equilibrio
En medio de un campo de fuerzas bruscas.
Ser confín de todas las confluencias
y confluencia de todos los confines.
Ser el umbral que se cruza a sí mismo,
Fondo y figura en paradoja resuelta.

Así de tosco,
        así de sutil.

Atisbar el alma sin ojos
Penetrar con párpados y pestañas lo impenetrable.
Descomprender comprensiones
Y comprender la profunda incomprensión,
Encajar la gran broma cósmica
Con una sencilla sonrisa
Dejar que el gozo sea en este instante
Todo lo manifestado.

Así de conmovedor,
          así de imperturbable.

Saltar al abismo y ser el abismo
Arrancarlo todo y ser lo arrancado
Abstraerse en lo concreto,
concretar lo abstracto,
abstracretar lo contracto
y contraer lo abstruso
soltarse del eje y ser sin mapas, libre-mente.

Así de profundo,
            así de trivial.

Saltarse los sistemas de referencia y andar sin asideros
Dibujar todos los puntos en mismo punto sin plano.
Hundirse en la mismidad
Fundirse en la talidad
Reunirse aquí y ahora y siempre
Ser, estar y desaparecer

Así de simple,
         así de fácil.

Laia Blanch

Eno Henze - The human factor
http://enohenze.de/

viernes, abril 17, 2015

Gran Océano



Gran Océano

Dejar los zapatos vacíos 
y anclar las rodillas del alma al suelo
sacudirse las memorias del cuerpo
y los cuerpos de la memoria 
Dejar caer las hojas muertas y ser el aire que las mece

Sostener nada entre las manos
y sentir el Todo en el ombligo
Simplemente sentarse 
Simplemente sentirse
Simplemente esperar como un gato la sorpresa
Simplemente ser con todo el ser,
así de simple.

Meter los pies en el río y darse cuenta una y otra vez
de que ni río, ni pies, ni peces serán jamás dos veces los mismos
que todo es ilusión y que nada permanece 
y que nada y que todo 
y que respiración se funden.
Esperar sin saber qué se espera
Sentarse largas horas ante la puerta sin puerta
que sólo los sin nombre y sin piernas pueden traspasar.
Abandonarlo todo y abandonarse, 
entregar la voluntad a lo desconocido
ser un prisma
refractarse
reflejarse
dispersarse
y descomponerse

Dar siempre un paso más al llegar al borde del vacío
Saltar al abismo sin alas y con la fe por paracaídas
Olvidar los límites, 
reunir los puntos cardinales 
confundirse con la pared blanca
y con el aire
No saber dónde empieza el suelo y acaba la piel
Ser un círculo infinito cuyo centro está en todas partes 
pero su circumferencia en ninguna
Sentirse y sentirlo todo al mismo tiempo
Llorar ante lo espléndidamente bello
y comprender lo incomprensible
a la luz del infinito.

Simplemente sentarse
Simplemente sentirse
Simplemente ser el Gran Océano
nadar en la mente clara 
Nadar sin tiempo, sin agua y sin nadar
Mientras lo Innombrable florece
y el relámpago.

Y al sonar la campana,
abrir los ojos
y mirar el mundo como un recién nacido.
Recoger el alma y las rodillas, 
llenar los zapatos con pies y cuerpo
irse en paz sabiendo que era Eso,
irse en paz sabiendo que el Gran Océano.


Partícula Divina

                                 

jueves, enero 01, 2015

Fukanzazengi de Eihei Dogen


La Vía es fundamentalmente perfecta. Penetra todo. ¿Cómo podría depender de la práctica y de la realización? El vehículo del dharma es libre y despejado de todas las trabas. ¿En qué es necesario aplicar el esfuerzo concentrado del hombre? En verdad el Gran Cuerpo está más allá del polvo del mundo. ¿Quién podría creer que existe un medio de desempolvarlo? No es nunca distinto de cualquiera que sea, siempre exactamente allí donde esté. ¿Para qué sirve ir aquí o allí para practicar? 
Sin embargo, si hay una fisura, por muy estrecha que sea, la Vía queda tan alejada como el cielo de la tierra. Si se manifiesta la menor preferencia o la menor antipatía, el espíritu se pierde en la confusión. Imaginad a quien se pavonea de comprender y que se hace ilusiones de su propio despertar, entreviendo la sabiduría que penetra todas las cosas, une la Vía y clarifica el Espíritu y hace nacer el deseo de escalar el cielo mismo. Esta persona ha emprendido la exploración inicial ilimitada de las zonas frontales, pero está todavía de forma insuficiente sobre la Vía vital de la emancipación absoluta.
¿Tengo yo necesidad de hablar de Buda, que estaba en posesión del conocimiento innato? Se siente todavía la influencia de los seis años que él vivió, sentado en loto en una inmovilidad total. Y Bodhidharma, la transmisión hasta nuestros días del sello, ha conservado el recuerdo de sus nueve años de meditación delante de una pared. Si ésto sucedía con los santos de la antigüedad, ¿cómo los hombres de hoy pueden quedar dispensados de negociar la Vía?
Debéis en consecuencia abandonar una práctica basada en la comprensión intelectual, corriendo detrás de las palabras y ateniéndoos al sentido literal. Debéis aprender el giro que dirige vuestra luz hacia el interior, para iluminar vuestra verdadera naturaleza. El cuerpo y el espíritu se borrarán por sí mismos, y aparecerá vuestro rostro original. Si queréis alcanzar el Despertar, debéis practicar el Despertar sin demora.
Para Zazen, conviene una habitación silenciosa. Comed y bebed sobriamente. Rechazad todo empeño y abandonad todos los asuntos. No pensad: "ésto está bien, ésto está mal". No toméis partido ni a favor ni en contra. Parad todos los movimientos del espíritu consciente.
No juzguéis los pensamientos ni las perspectivas. No tengáis ningún deseo de convertiros en Buda. Zazen no tiene absolutamente nada que ver con la posición sentada o la posición tumbada.
En el sitio donde tenéis la costumbre de sentaros, extended una alfombrilla de paja y poned el zafu encima. Sentaos en loto o en medio loto. En la postura del loto, poned primero el pie derecho sobre el muslo izquierdo y el pie izquierdo sobre el muslo derecho.
Cuidad de aflojar vuestra ropa y vuestro cinturón, arreglándolos convenientemente.
Poned entonces la mano derecha sobre el pie izquierdo y la mano izquierda dirigida hacia arriba sobre la mano derecha; los extremos de los pulgares se tocan.
Sentáos bien rectos, en la actitud corporal correcta, ni basculada a la izquierda, ni basculada a la derecha, ni hacia delante, ni hacia atrás.
Tened cuidado de que las orejas estén en el mismo plano que los hombros y que la nariz esté en la misma línea vertical que el ombligo.
Poned la lengua pegada al paladar; la boca está cerrada; los dientes se tocan.
Los ojos deben quedar siempre abiertos, y debéis respirar suavemente por la nariz.
Cuando habéis conseguido la postura correcta, respirad profundamente una vez, inspirad y expirad. Basculad el cuerpo de derecha a izquierda e inmovilizaros en una posición sentada estable. Pensad en no pensar. ¿Cómo se piensa en no pensar? Más allá del pensamiento (Hishiryo). Esto es en sí mismo el arte esencial del Zazen.  
El Zazen del cual hablo no es el aprendizaje de la meditación, no es otra cosa que el Dharma de paz y felicidad, la práctica-realización del Despertar perfecto. Zazen es la manifestación de la última realidad. Las trampas y las redes no pueden nunca alcanzarlo. Una vez que habéis asido su corazón, sois idénticos al dragón cuando entra del agua e idénticos al tigre cuando penetra en la montaña. Pues hay que saber que en este momento preciso - cuando se practica Zazen - el verdadero Dharma se manifiesta y que desde el principio hay que apartar la flojedad física y mental y la distracción.
Cuando os levantéis, moveros suavemente y sin prisa, calmada y deliberadamente. No os levantéis de manera súbita o brusca. Cuando se echa una mirada sobre el pasado, se percibe que la trascendencia de la iluminación o la no iluminación, que morir sentado o de pie, siempre ha dependido del vigor del Zazen.
Además, la apertura a la iluminación en una determinada ocasión dada por un dedo, una bandera, una aguja, un martillo, el cumplimiento de la realización gracias a un cazamoscas, un puño, un bastón, un grito, todo eso no puede ser asido totalmente por el pensamiento dualista del hombre. En verdad, tampoco puede ser mejor conocido mediante el ejercicio de los poderes naturales. Eso está más allá de lo que el hombre escucha y ve ¿acaso no es un principio anterior a los conocimientos y a las percepciones? .
Dicho ésto, importa poco que seamos o no inteligentes. No hay diferencia entre el tonto y el listo. Cuando uno concentra su esfuerzo en un solo espíritu, eso en sí mismo es negociar la Vía. La práctica-realización es pura por naturaleza. Adelantar es un asunto de cotidianeidad.
En conjunto, este mundo y los otros, a la vez en India y en China, respetan el sello de Buda. La particularidad de esta escuela prevalece: simplemente devoción a la meditación sentada, sentarse inmóvil en un compromiso total. Aunque se dice que hay tantas almas como hombres, todos negocian la Vía de la misma manera, practicando zazen. ¿Por qué abandonar el asiento que os está reservado en la casa para errar en las tierras polvorientas de otros reinos? Un solo traspiés, y os escapáis de la Vía trazada toda recta delante de vosotros.
Habéis tenido la suerte única de tomar una forma humana. No perdáis vuestro tiempo. Lleváis vuestra contribución a la obra esencial de la Vía de Buda. ¿Quien tomaría un placer vano de la llama que surge del silex? Forma y sustancia son como el rocío en la hierba, el destino semejante a un relámpago - que se desvanece en un instante - .
Os lo ruego, honrados discípulos del Zen. Acostumbrados desde hace mucho tiempo a tantear al elefante en la oscuridad, no temáis al verdadero dragón. Concentrad vuestra energía en la Vía que indica el absoluto sin desvío. Respetad al hombre realizado, que se sitúa más allá de los actos de los hombres. Poneos en armonía con la iluminación de los Budas; suceded a la dinastía legítima del Satori de los Patriarcas. Conducíos siempre así y seréis como ellos son. Vuestra habitación del tesoro se abrirá por sì misma, y la utilizaréis como mejor os parezca.

Fukanzazengi - Eihei Dogen