domingo, abril 29, 2012

Mandala

Empiezo trazando un gran círculo. Con pasos lentos, largos, pesados. Ando y ando por una periferia, por una inacable explanada desierta, amarilla, vacía, sin rastro de vida alguna. Un paso, otro paso, otro paso...y así pasan las horas, los días, los meses. El círculo, muy despacio, se va completando lentamente. Las huellas de mis pies forman filigranas, se enredan, se enlazan unas pisadas con otras y, día tras día, van delimitando lo que será un gran círculo, el primer anillo de todos, la frontera que separará definitivamente mi territorio del mundo, del infinito desierto que se extiende más allá de mi círculo recién nacido. Y cuando el círculo se cierre, saltaré unos metros hacia dentro del contorno y empezaré a trazar un segundo círculo, más estrecho, más cerrado. Los pasos harán filigranas de nuevo, como si cada paso fuera el primero otra vez, como si la memoria no lograra recordar que ya antes trazó un círculo más amplio, más exterior, con otras filigranas y otros pasos. Y cuando este nuevo círculo se cierre, dibujaré otro nuevo. Más cerrado, cada vez más cerrado y más estrecho. Y, así, uno tras otro, los círculos de este mandala que dibujo con mis pies irán naciendo unos dentro de los otros. Cada vez estaré más cerca del centro, cada vez el cerco se estrechará y sentiré como lo que antes eran pasos de gigante ahora son desplazamientos imperceptibles, andares de hormiga, de pulga, de bacteria, de átomo, de electrón. El centro invisible me atraerá con cada círculo más cerrado que dibuje sobre la arena de este desierto  amarillo. No estoy seguro de si algún día llegaré a pararme, a centrarme, a encontrar ese remanso de paz prometido que en el centro debería estar. No estoy seguro, seguiré andando, confiando que algún día sea yo quién vea las órbitas girar desde el centro de este mandala.

Save Earth Swirls Concentric