sábado, marzo 06, 2004


Un apunte rápido de esta noche ciega


Vuelve la noche ciega, la parda oscuridad desbocada en las calles. A estas horas ya sólo la soledad se atreve a vagar por la ciudad, entre los pasos anónimos con rumbo rápido a cualquier hogar, no importa. Cierro los ojos y aspiro músicas lejanas de ensueño, mi alma suspendida en esta vigilia vaga y, al fin, los ojos dejan de observarme de una vez. Con solamente extender un dedo de mi mano pálida puedo derrumbar las paredes de esta habitación de falso bienestar y estufas de hielo aparentando. Me basta con la punta del meñique para atravesar, levantarme y atravesar, los muros que me aíslan en esta habitación. No dispongo de nada aquí; el espejo, en cambio, es otra cosa. ¿Qué puede reflejar un espejo encarcelado en una habitación en blanco?Nada...nada que no sea este blanco loco que lo abraza todo. Y, entre el blanco fulminante que inunda el espejo, hay una silueta gris que se parece a mí aunque no estoy segura.

Apunte poético de esta noche ciega


¿Qué hay que hacer para verificar que aún existe el tiempo?
¿A quién hay que preguntar si los relojes son farsas de arena y agujas?
¿Será nuestro cuerpo ceniciento y cansado la clave de este misterio?
Quizá si estallan los espejos por sorpresa en cualquier lugar de París
o una hoguera espontánea de esperanzas y sueños, un atardecer en
Singapur]
Quizá si las telarañas nos eligen para desenredarse de nuestros ojos
podría ser que un relámpago de la cabeza a mis pies y así ser péndulo

¿Qué hay que hacer para verificar que el tiempo vive? ¿Qué?



Dulces sueños

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