sábado, septiembre 25, 2004

Rituales nocturnos

La noche se presta a esas extrañas celebraciones, esos rituales de noctámbulos con aliento alcohólico y tambaleos graciosos, risas histéricas y guitarras estridentes, reuniones de cuerpos bajo el influjo de los anillos de humo, una hipnósis colectiva inducida por el disco que gira y gira allá en la gramola. Los ojos sospechosamente abiertos y acuosos, las manos indecisas y vibrantes que tantean y tintinean las copas de cristal, pulmones agitados en busca de un soplo de aire limpio, corazones acelerándose y parándose a partes iguales, por un momento danzamos en la frágil frontera que enfrenta la vida y la muerte, demasiado ebrios, demasiado nublados...
En un rincón está Moebius, concentrado en la caricia de la llama del encendedor sobre la piedra de hachís, Berta contempla extasiada los dedos de Moebius que recorren esa pared arenosa provocando pequeños aludes de chocolate que cubren de tierra la palma abierta de su mano derecha. Las líneas del destino quedan enterradas bajo ese montón de perfumado polén. Moebius sigue absorto en su delicada tareas mientras Berta se divierte leyéndo su futuro en las trazas medio sepultadas que recorre esa orografía agrietada de piel y dedos larguiruchos.

(continuará...)

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