miércoles, abril 14, 2010

Me falta de tí



No te confundas, no soy ciego, ni esclavo de tu belleza y tu compañía, sé de tu egoísmo y soy consciente de que no me ofreces todo lo que necesito.

Me falta de ti, por ejemplo, que vengas a revolcarte por el césped y no te importe mancharte o rasgarte esos conjuntitos que orgullosa me enseñas, y que en verdad te sientan tan bien, pues te sabes vestir para cumplir con tu repertorio de posturitas de “aquí no que me ensucio” y “cuidado que es un pantalón blanco”.

Me falta de ti que dejes de mascar esa porquería de chicles de eucalipto y empieces a fumar como dios manda tabaco negro español y dejes de recriminar mis malas costumbres y de fijarte en la mancha alquitranada de mis dientes.

Me falta de ti que bailes los atávicos ritmos electrónicos, ruidos dices, y verte sudar mares de satisfacción y mente en blanco, y verte empujada a golpes por el oleaje incontrolado de la marabunta danzante hasta perderte sin importarte.

Me falta de ti que te apetezca ahogar tus posibles penas en litros de moscatel un martes cualquiera por la noche, en aquel bar donde van todos los desamparados los martes cualquiera por la noche.

Me falta de ti que sepas el nombre de los metales y la estructura atómica del permanganato de potasio o las ecuaciones básicas de la trigonometría.

Me falta de ti que abraces a mis amigos cuando no te veo, que quieras serme infiel sin decírtelo a ti misma, y que tenga que controlar cada movimiento que haces y con quien vas y porque te sientas allí y no aquí en una mesa llena de machos fuertes deseosos de quitarte las bragas a tirones.

Me falta de ti que quieras devenir puta por una noche y te dejes follar como mi perversa imaginación desea, eso es, sin dureza, con todo el romanticismo del mundo, y te pueda acariciar los pechos y decirte a la oreja lo bonitos y tersos que los tienes y decirte que me ponen tan caliente.

Me falta de ti que empieces a ir por la calle sin esa arrogancia que te hace insoportable a la primera impresión, y que consigue que cada vez que te miro me recuerdes por un momento a una princesa rusa salvada de milagro de manos bolcheviques.

Me falta mucho de ti, muchas cosas que no me sabes o quieres o puedes dar.

Es por eso quizás que te quiero, que puedo esperar con ansia el momento de verte. Me regalas tanto que aprender, y tanto que disfrutar yo solo descansando de ti y de lo que te falta...




1 comentario:

Marçal Font dijo...

Jajaja quina sorpresa! ;-)