Señales
A primera hora de ayer, martes,
volvió a resurgir la rigidez del tiempo perdido.
Un temblor apostando por la hora,
una señal de que hay alguien ahí
y de que no estamos solos
y, en las frecuencias más altas,
las palabras de recuerdo y alegría.
El objetivo es encontrar la respuesta
que confirme que hay alguien
al otro lado de la línea.
Un pequeñísimo oasis
en un infinito desierto
de mutismo cósmico.
Laia Blanch
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